Los Golpistas buenos y la muerte del golpista malo

8 02 2013
 

Fernando Lugo junto al General Lino Oviedo.
Foto: Galería de Fernando Lugo

Por Luis Agüero Wagner

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Los buenos y malos golpistas abundan en una historia labrada a golpes como la del Paraguay

Dijo alguna vez el político y periodista francés Georges Benjamin Clemenceau que cuando un político muere, mucha gente acude a su entierro. Pero lo hacen para estar completamente seguros de que se encuentra de verdad bajo tierra. Si hay alguien con quien la reflexión se cumple, es con el recientemente desaparecido político paraguayo Lino César Oviedo, víctima de lo que a primera fascie aparentó ser un accidente aéreo.

Protagonista central del golpe que derrocó a Stroessner en 1989, Oviedo devino en uno de los líderes más influyentes, polémicos y controvertidos de la historia paraguaya reciente. Y aunque la “buena conciencia” paraguaya siemple aprobó el derrocamiento militar del cual fue uno de los protagonistas descollantes, pronto acabó consagrándolo como paradigma del “golpista malo”.

Para los autoproclamados impolutos de la sociedad paraguaya, en su mayoría “chicos buenos” de las ONG que alegan razones altruistas para captar millonarias sumas del exterior que por lo general terminan en el bolsillo propio, el golpe contra Oviedo en Marzo de 1999 fue un “golpe bueno”. La destitución de Lugo a través del impeachment, tras la masacre de Curuguaty perpetrada por las fuerzas públicas que el cura-presidente tenía bajo su mando, fue un “golpe malo”.

El golpe incruento que destituyó en mayo de 1811 al gobernador español Velasco, fue sin dudas un “golpe bueno”. Para la mayoría de los liberales, José Félix Estigarribia fue un “golpista bueno”, aunque su autogolpe de febrero de 1940 haya dejado la pesada herencia de una constitución de neto corte nazi-fascita. Para los colorados, el golpe del 13 de enero de 1947 fue un “golpe bueno”, aunque los liberales que dejaron la mesa servida siempre lo calificaran de malo.

Los liberales y muchos colorados consideran el golpe del 17 de febrero de 1936 como un “golpe malo”, aunque el régimen liberal derrocado no haya sido precisamente democrático. El coronel Rafael Franco, convocado para liderar la revolución que siguió a aquella gesta, terminó décadas más tarde comparado con Lino Oviedo por los voceros de la “buena conciencia”. Buscaban así matar dos pájaros de un tiro, satanizando al rival político (Oviedo) y buscando manchar a una figura histórica como Franco que los había dejado notoriamente resentidos por décadas.

Un grupo de febreristas atizó la polémica obsequiando a Lino Oviedo un arma automática que Franco esgrimió en la agresiva defensa de Gondra, una de sus tantas actuaciones fulgurantes en la guerra del Chaco. Era una forma de burlarse de aquellos que se creen dueños de la historia, por ser dueños de todas las demás cosas.

El papel central de Oviedo en los sucesos de Febrero de 1989 fue devaluado difundiendo la versión de que su participación solo tuvo como motivación exclusiva la ambición personal y no las convicciones políticas y mucho menos democráticas. Los partidarios más cercanos de Stroessner nunca perdonaron a Oviedo su forcejeo para aprisionar fortunas malhabidas, por lo que más tarde se unieron a los demócratas y “chicos buenos” de las ONG para satanizarlo sin piedad. Lo acusaban de incautación de propiedades, automotores y dinero en efectivo “manu militari” la misma noche del golpe militar.

Cuando parecía imposible detener su camino a la presidencia del Paraguay, sus adversarios tuvieron la genial idea de encarcelarlo en defensa de la democracia por haber logrado demasiado votos, en la interna colorada de 1997. Tras el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña, y la caída del gobierno de Raúl Cubas en marzo de 1999, parecía que los enredos en los cuales se encontraba envuelto eran insuperables.

A su regreso al Paraguay, ya en prisión, volvió a convertirse en árbitro de la política paraguaya, como dueño del balance de poder. Tanto es así que el mismo Fernando Lugo, durante el proselitismo que lo llevó a la presidencia del Paraguay en abril del 2008, le mendigó una entrevista en su prisión de Viñas Cué. Experto en dar golpes también en la esfera publicitaria, Oviedo no lo recibió.

Nadie que esté interiorizado de los pactos políticos que rigieron en estos últimos años puede desconocer que en varias oportunidades prestó bases política para sostener al gobierno de Lugo, ubicó a varios de sus incondicionales en puestos claves, hasta que finalmente decidió despedirlo, coherente a su historial de “golpista malo”.

En un reciente acto donde había convocado a decenas de miles de sus partidarios, Lino Oviedo había demostrado que no estaba muerto en la pelea por seguir ocupando su espacio de figura gravitante de la política paraguaya. El inquieto e hiperactivo “golpista malo” tenía una nutrida agenda para ratificar su influencia en abril del 2013.

Cumpliendo con ella había partido de Concepción al caer la noche del sábado 2 de febrero, aniversario 24 del golpe que derrocó a la dictadura, en un helicóptero que debía aterrizar en Asunción antes de la medianoche. El aparato desapareció en las brumas de una imprevista tormenta.

Algunos esotéricos señalaron la coincidencia de fechas, entreviendo una fantasmal sonrisa del dictador Stroessner entre los negros nubarrones interpuestos entre el golpista malo y su imaginario destino bonapartista. Tal vez solo era alguien incapaz de actitudes prudentes ante las circunstancias más adversas, nunca se sabrá con certeza.

«Lo mató el enemigo y lo mató su carácter. No vamos a encasillarlo, para aprisionarlo en moldes, es decir, matarlo otra vez» escribió alguna vez el Che Guevara, sobre la muerte en un accidente aéreo similar de Camilo Cienfuegos. Lo mismo puede escribirse de la muerte del inquieto e hiperactivo golpista malo, sin agregar ni omitir palabra. LAW


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10 02 2013
Luis Agüero Wagner

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CUBANUESTRA. Los Golpistas buenos y la muerte del golpista maloCUBANUESTRA.LOS GOLPISTAS BUENOS Y LA MUERTE DEL GOLPISTA MALOhttps://cubabuestra7eu.wordpress.com/2013/02/08/los-golpistas-buenos-y-la-muerte-del-golpista-malo/……

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